Ésta mañana he asistido a una dinámica de grupo como colofón a toda una serie de pruebas(psicotécnicos,tests psicológicos, entrevistas y demás pérdidas de tiempo), a fin de conseguir un trabajo de auxiliar administrativo. Ha sido una experiencia curiosa que me ha puesto los pelos como escarpias. Porque hoy sé que si quedara atrapada en una cueva a punto de inundarse y mi futuro lo decidiesen cinco madres de edades comprendidas entre treinta y cuarenta y cinco años, moriría ahogada sin remisión, sin derecho a réplica. Todo porque no tengo descendencia y además soy inestable. Poco importa que sea una buena persona, que tenga muchas cosas aún que aprender y que enseñar, que aún no haya desgranado la madeja de mi propio yo, que sea graciosa y creativa, que sea mucha la gente que me quiere y que sufriría con mi pérdida. Poco importaría incluso que estuviese a punto de descubrir la cura para el cáncer, porque soy inestable y no tengo cuatro churumbeles .Y sí, salvarían antes a una madre de cinco hijos que se tira al profesor de gimnasia y cuya máxima aspiración es el patinaje sobre hielo, que a mí que llevo tatuada en mi mente la vacuna que acabará con millones de muertes . La salvarían incluso antes que a una niña de dieciocho años atemorizada y que a penas ha vivido.
Es curioso como algunas mujeres, simplemente por ser madres, creen estar en posesión de la verdad y de todos los derechos. Es como si el resto no contásemos. Como si el hecho de no tener hijos te convirtiese en una especie de monstruo desnaturalizado y sin necesidades. Nosotras no necesitamos un piso, ni ayudas del Estado, ni un trabajo de jornada intensiva… Tenemos todo el tiempo del mundo y por supuesto debemos sacrificarlo en pro del bienestar de las que sí tienen descendencia. Respeto profundamente a las mamás y nunca he descartado la posibilidad de serlo, pero no quiero ser, desde luego, como el grupo de arpías chillonas que hicieron conmigo la prueba, ni como las mujeres que te apoyan y te ofrecen su mano sólo si has parido. Mi madre cuidó cuatro hijos sola y jamás pidió un trato preferente. Así que, por favor, cada cosa en su sitio. Reconozcamos que la vida de una persona, no depende de la cantidad de hijos que haya tenido.
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